Muchas veces la vida se va desarrollando de manera cómoda, estructurada y aparentemente feliz, tienes todo, tanto las cosas materiales como a las personas que quieres las tienes cerca, hasta piensas que eres imprescindible para todos y para todo porque lo tienes todo controlado. De repente, algo varía en esas relaciones familiares y toda tu vida se desestructura, te das cuenta que lo que tenías era dependencia, dependencia de las personas que quieres y hasta ahora han llenado tu vida, pero ¿dónde está tu vida propia?, en ese momento se te hace consciente ese vacío y todo se viene abajo…
No duermes, te invade la tristeza y esa tristeza te ahoga, sientes una presión interna que llena todo tu cuerpo e incluso te impide a veces respirar…sientes que nada merece la pena. Tú , que has dado todo por los demás, que has primado los deseos de los demás por encima de los tuyos….pero estos nunca te han respondido como esperabas…Frustración y tristeza llenan tu vida y no sabes como volver a controlar todo, a controlar tu vida; esa desestructura te altera tanto que ya no sabes como continuar ni como reaccionar, tienes tal confusión que no sabes ni como eres realmente.
La fortaleza interna me impidió darme por vencida, quería cambiar esa situación que ya se escapa de mis manos por lo que recurrí a la ayuda especializada de un psicólogo; tengo que decir que ha sido una de las decisiones más acertadas que he tomado en mi vida, una decisión que cuesta porque piensas que tú puedes reconducir tu vida sola, que puedes controlar tus emociones y volver a ser la persona que eras antes, a reír, pero realmente no puedes y para eso hay Psicólogos a los que tendríamos que recurrir sin darle tantas vueltas. Me aconsejaron a Luis Fernando Rivas como psicólogo y ojalá y hubiera recurrido a esta ayuda psicológica mucho antes, porque después de muchos meses de trabajo de terapia, hay que decir que bastante duros en muchas ocasiones, con muchísimas lágrimas, de repente un día te das cuenta de que puedes dormir, respiras, ese nudo que tenías en la garganta ya no está, e incluso toses para ver si está escondido, sientes que vives, que no dependes de nadie aunque los quieras igual, pero todo ha cambiado y piensas más en ti, te cuidas a ti misma y notas que controlas tu vida sin derrumbarte, controlando esas emociones que antes se disparaban incontroladas.
Me da miedo volver a sentir otra vez como antes de mi tratamiento, de hecho he tardado en escribir mi experiencia, quizás inconscientemente, por miedo a ello, pero algo ha cambiado en mi, tengo estrategias que me ha aportado la terapia psicológica para poder resolver mis recaídas y en última instancia siempre podré recurrir nuevamente a Luis; ya no me agobia el hecho de poder volver a sentirlo porque sé que me ayudará y podré controlarlo.
Solo me queda dar las gracias infinitas a mí psicólogo, por haberme ayudado a encontrarme a mi misma y poder vivir mi vida, no sé si feliz, al menos tranquila.
